Muchas veces en mi memoria evoco a Bahía Solano, Viene a mi mente el recuerdo de aquellos caminos de tierra y sus infinitos tonos verdes, Aún me parece escuchar los trinos de los pájaros y en mi imaginación regreso a todos aquellos momentos de mi niñez, cuando nos bañábamos en las caídas de agua y correteábamos por esa bahía que tiene su propia existencia y su propia historia, Me acuerdo de los fogones de piedra de las chozas, el sol queriéndose filtrar por cada uno de sus rincones, las flores silvestres y el arrullo de las olas que, en su constante vaivén, lamían la arena como en una danza acompañada de murmullos, el agua en continuo movimiento,
Aún me parece percibir el olor a tierra húmeda después de la lluvia, el aroma de las flores mezclado con el de la sal del mar y creo escuchar el repiqueteo de la lluvia torrencial sobre los techos,
Si pudiera retroceder el tiempo, me encantaría poder plasmar en una imagen esa bahía y agregarle los colores que mis ojos de niña retuvieron, porque para quienes amamos la naturaleza, Bahía Solano era naturaleza, embrujo y belleza, todo en uno,
Aún me parece percibir el olor a tierra húmeda después de la lluvia, el aroma de las flores mezclado con el de la sal del mar y creo escuchar el repiqueteo de la lluvia torrencial sobre los techos,
Si pudiera retroceder el tiempo, me encantaría poder plasmar en una imagen esa bahía y agregarle los colores que mis ojos de niña retuvieron, porque para quienes amamos la naturaleza, Bahía Solano era naturaleza, embrujo y belleza, todo en uno,