
Este libro no es una negación de la existencia de Dios. Tampoco es un alegato a favor de su papel de mandamás celestial oculto entre las finas y numerosas páginas de nuestras Biblias. Creer o no creer no es el problema del autor, sino del lector.
Este libro no es una negación de la existencia de Dios. Tampoco es un alegato a favor de su papel de mandamás celestial oculto entre las finas y numerosas páginas de nuestras Biblias. Creer o no creer no es el problema del autor, sino del lector.